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Incoherencias delatoras - Libertad Digital

El relato del secesionismo catal?n est? tan sobrecargado de falacias y contradicciones, es tan ajeno a la ilaci?n l?gica de los pensamientos y argumentos, y est? tan re?ido con la realidad, que sus escribas y propaladores no pueden precaverse contra las incoherencias delatoras que los dejan con el culo al aire. Es ilustrativo, por ejemplo, leer un art?culo donde Josep Ramoneda (El Pa?s, 7/7) explica que el corrupto modelo pol?tico de Berlusconi consiste en

la normalizaci?n y legalizaci?n de los privilegios de los que tienen m?s; el desprecio a las instituciones del Estado; el intento del control de la sociedad por la v?a del monopolio audiovisual.

¿Es posible que este intelectual, que fue un brillante te?rico del humanismo liberal, y que ahora viaja a Par?s para colaborar con los asalariados del Diplocat, no se d? cuenta de que ser?a dif?cil condensar en tan pocas palabras la esencia totalitaria de la nomenklatura secesionista que maneja las palancas desde la Generalitat y sus aleda?os? ¡Berlusconismo puro en la plaza Sant Jaume con el aval de los Savonarolas medi?ticos!

Mucho m?s autocr?tico fue Frances-Marc ?lvaro, quien, en un rapto de catarsis freudiana, olvid? la disciplina del bloque secesionista, rasg? el s?ptimo velo de sus traumas secretos y confes? (LV, 5/6), sacudido por los sucesos de Can Vives y la estulticia de la autoridad vulnerada:

En Catalunya hay poco sentido de Estado (…) Nuestro sentido de Estado es flaco, escaso, d?bil, vacilante. (…) La lista que ilustra nuestra falta preocupante de sentido de Estado podr?a ser m?s larga y abonar?a las tesis de los que consideran la sociedad catalana como una colectividad incapaz de gobernarse.

Para terminar degradando al nivel de "psicodrama tribal" lo que ?l mismo y sus pares definen habitualmente como una epopeya hist?rica. Si los derechos de autor sobre la expresi?n "psicodrama tribal" no fueran propiedad del secesionista militante que la acu??, los detractores de este fen?meno deber?an convertirla en su eslogan de combate. Porque la s?ntesis es insuperable: psicodrama por lo que algunos exhiben como recuperaci?n de identidades milenarias y tribal por su cerrada condici?n endog?mica. Y el psicodrama tribal vuelve a conmocionar a ?lvaro cuando comenta la reacci?n de algunos de sus socios secesionistas frente a la sentencia de la Audiencia Nacional sobre el asedio que sufri? el Parlament el 15 de junio del 2011 (LV, 10/7):

Otra vez surge el peor fantasma catal?n, como sucedi? a ra?z de los disturbios relacionados con Can Vies. As?, es incomprensible que ERC se abstenga sobre la presentaci?n del recurso del Parlament a la sentencia. En cambio, el no de ICV y la CUP ya no sorprende. Es un gran problema -y no solo de los republicanos- anhelar un Estado independiente y carecer del m?s m?nimo sentido de Estado.

Las de ?lvaro, claro est?, son t?picas incoherencias delatoras, que entran en colisi?n con lo que Salvador Card?s i Ros intent? demostrar en su art?culo "Ni nacionalistas ni identitarios" (LV, 14/5):

A grandes rasgos, se puede decir que los fundamentos identitarios del catalanismo de finales del XIX pronto fueron puestos en cuarentena a causa de la realidad demogr?fica del pa?s. Vistos los movimientos de poblaci?n del siglo XX, si se hubiera mantenido en una raz?n meramente identitaria, el catalanismo habr?a desaparecido ya hace algunas d?cadas y solo quedar?a de ?l una versi?n folkl?rica.

Consciente de que est? incurriendo en una incoherencia delatora, se defiende:

Si se quiere contraargumentar mi an?lisis con ejemplos concretos en el sentido opuesto, no voy a desmentir su existencia. Quedan, es cierto, gestos, actitudes y, a veces, un lenguaje antiguo que se mantiene confundido entre aquello que es central.

Toda la parafernalia montada en torno de los trescientos a?os de la Guerra de Sucesi?n, con tinglado arqueol?gico incluido y lavado de cerebro en las escuelas, bastar?a para contraargumentar el an?lisis de Card?s i Ros y demostrar que el "psicodrama tribal" es la realidad y el "Ni nacionalistas ni identitarios" un cuento chino. Pero hay m?s, mucho m?s. Por ejemplo, el hecho de que gracias a “la realidad demogr?fica del pa?s” solo el 36% de los 5.500.000 ciudadanos inscriptos en el censo electoral acompa?a de una u otra manera la aventura secesionista. Y una prueba m?s concreta y contundente aun la suministra Carles Enric L?pez (Econom?a Digital, 9/4):

Los 25 apellidos m?s comunes de los habitantes de Catalunya est?n encabezados por los Garc?a, Fern?ndez, Mart?nez, L?pez, y as? hasta alcanzar casi un 30% de la poblaci?n de Catalunya. El experimento es sencillo, ¿c?mo se plasma esa distribuci?n en la pol?tica catalana? Ese 30% de apellidos est? presente en un 0% del primer apellido de todos los diputados de ERC, en apenas un 1% de los de CiU, un 8% de los del PSC y hasta un 40% en el PP.

Pero la exclusi?n tambi?n afecta a la mayor?a de los apellidos catalanes y solo unas pocas familias privilegiadas -veintiocho- concentran la mayor parte de la representaci?n pol?tica:

En resumen, menos de 2.000 personas catalanas de 28 familias -s?, se?ores, solo 2.000 personas de los 7,5 millones de catalanes- tienen el 20% de todos los diputados de CiU y ERC en el Parlament y casi el 20% de todos los miembros del Secretariado de la ANC. Como dir?an algunos, blanco y en botella. Bienvenidos a la famiglia catalana, ya saben, donde algunos son de los nuestros y otros no.

Las incoherencias delatoras no tienen fin. La ?ltima sac? de quicio a la inefable Pilar Rahola. Cuando se divulg? la noticia de que la comisi?n de Defensa de la Assemblea Nacional Catalana aconsejaba que la Catalu?a independiente tuviera un ej?rcito formado por 47.696 militares y 70.000 reservistas, con un presupuesto de 2.500 millones de euros anuales y una especializaci?n en la guerra de guerrillas contra vecinos invasores, la panfletista puso el grito en el cielo (LV, 4/7). Empez?, eso s?, por deshacerse en elogios de la ANC y por explicar, a modo preventivo:

A pesar de protagonizar un reto con vocaci?n ?pica, el proceso catal?n respira una cierta condici?n na?f, como si fuera una ?pica con chirucas, lo cual no es negativo, porque delata la autenticidad de su dimensi?n popular.

Pero el entusiasmo que exhibe el agitprop por los movimientos sociales ama?ados corre parejo con el sobresalto que le produce verificar que esos movimientos no son puramente instrumentales sino que est?n pilotados por fan?ticos incorregibles. Con el resultado de que tanto Espa?a como la totalidad de la Uni?n Europea ve en sus desafueros la aut?ntica cara del trampantojo secesionista. Por eso Rahola cierra su columna advirtiendo:

Ser?a deseable que no abundaran en demas?a los estadistas de chirucas, porque de la ingenuidad de la barretina, los del otro lado hacen unas buenas tortas. Y as? tenemos indecibles portadas y ataques gratuitos. Es tan serio lo que tenemos entre manos, que deber?amos dejar las bromas para otros tiempos. No olvidemos que lo que aqu? es pura ingenuidad en otros lares se lo toman como si fuera la biblia del independentismo. Y, la verdad, el proceso catal?n puede hacer muchas cosas, pero que nunca, nunca, haga el rid?culo.

Pobre Pilar Rahola. Deber?a escuchar a su colega y correligionario Francesc-Marc ?lvaro: el "psicodrama tribal" que se desarrolla en una "Catalu?a con poco sentido de Estado, flaco, escaso, d?bil, vacilante" solo puede desembocar en el rid?culo. Y deber?a leer lo que escribe, en una columna vecina a la suya, Joaqu?n Luna (LV, 16/4):

Lo que resulta cansino y tiene algo de juego de trileros es aparentar que Catalunya estar?a m?s dentro que fuera de la UE si proclama unilateralmente la independencia. El independentismo est? mal acostumbrado. No todo es tan sencillo como reinterpretar la historia, un ejercicio onanista que solo requiere una mano y que se da mucho ?ltimamente en Catalunya. (…) Mantener la duda o alimentar la esperanza de que Catalunya, haga lo que haga, seguir? dentro de la UE es confundir deseos leg?timos con la realidad. Aqu?, a diferencia de la historia o de la relaci?n con Madrid, hay un inconveniente: la Uni?n Europea tiene voz y no es dada a fomentar secesiones. Ni en Ucrania ni en Espa?a.

He aqu? un buen ejemplo de que la incoherencia delatora fomenta el temido rid?culo, por un lado, y la racionalidad coherente surte efectos terap?uticos y contrarresta los ejercicios onanistas, por otro.


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