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Berlín impone un retraso para la unión bancaria que perjudica a España

Berlín y París discrepan, pero Alemania se lleva el gato al agua. La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, François Hollande, se enfrentaron abiertamente este jueves en Bruselas sobre la unión bancaria y la supervisión única del Banco Central Europeo (BCE), que puede tener efectos directos sobre la recapitalización directa de los bancos españoles. Francia defendía posiciones que favorecen a España; Alemania y sus aliados llevan semanas presionando en sentido contrario. Ganó la canciller, aunque puede que más adelante España consiga contrapartidas.
Los Veintisiete acordaron en torno a la medianoche completar el trabajo legal para finales de este año, y poner en marcha el supervisor único “a lo largo de 2013”. Eso supone dejar la recapitalización directa de bancos por parte del mecanismo europeo de rescate para 2014. Tanto la Comisión Europea como el BCE ya habían adelantado en los últimos días que las posiciones germanas ganaban terreno, pese a que los representantes del Gobierno francés seguían diciendo a quien quisiera oírles que Europa debía atenerse al “espíritu y la letra” de lo que se había pactado en la cumbre del pasado mes de junio.
El cambio de tercio se fraguó en Helsinki el pasado 25 septiembre. Los ministros de Finanzas de Alemania, Holanda y Finlandia dejaron allí muy claro que las condiciones para España iban a ser más duras de lo esperado hasta entonces. Los tres Gobiernos que mantienen la máxima nota crediticia (la triple A) anunciaron que el supervisor bancario no iba a estar listo para el próximo mes de enero. Eso desnaturaliza los acuerdos de la cumbre del pasado junio, tanto la letra (relacionada con el calendario, que finalmente se retrasa), como la música: Bruselas pretendía que con esa medida se rompiera el círculo vicioso entre los problemas bancarios y los de deuda pública, tan visibles en países como Irlanda y España.
Una de las condiciones de Berlín, sin embargo, es que los activos tóxicos depositados en bancos malos sean responsabilidad de cada país, de manera que el mecanismo de rescate europeo no se trague la basura heredada. Fuentes españolas defienden que eso todavía está por ver: se decidirá en Eurogrupos venideros.
El puñetazo encima de la mesa de los ministros de Alemania, Holanda y Finlandia diluye las esperanzas del Ejecutivo de Mariano Rajoy de que el rescate bancario se haga directamente a través del recién estrenado fondo de rescate europeo, el llamado Mecanismo de Estabilidad o MEDE. Los 40.000 millones que va a costar la recapitalización bancaria, de esa manera, elevarán la deuda pública española. Finalmente, no caerán bajo el paraguas del rescate europeo.
El Gobierno, que hasta el inesperado movimiento de Alemania y sus aliados había defendido la importancia de poder recapitalizar sus bancos con el dinero europeo, comenzó a asumir hace ya unas semanas que había perdido la batalla minimizando los daños. “Son solo cuatro puntos del PIB. Todavía tendríamos un porcentaje de deuda pública por debajo de la media europea”, justificaban fuentes del Ministerio de Economía haciendo de la necesidad virtud. Ayer, sin embargo, fuentes españolas defendían que aún existe la posibilidad de que al menos una parte de la factura no la pague España.
Los socios se comprometieron a llegar a un acuerdo político antes de final de año. A lo largo de 2013, el supervisor podrá ponerse en marcha. Pero la recapitalización directa requiere que la supervisión sea efectiva: eso aleja esa posibilidad al menos hasta 2014. Del fondo de garantía de depósitos comunitario y del fondo de liquidación de bancos (las dos propuestas más ambiciosas, que supondrían una unión bancaria completa) ni siquiera hay plazos conocidos. Porque esos dos fondos supondrían, a la postre, una mutualización de la deuda por la puerta de atrás. Y de eso Alemania no quiere oír una sola palabra. Al menos hasta las elecciones generales, en otoño del próximo año.