Yolosa, Bolivia
What I did
La Cumbre 4650 mts.
Coroico
Este ascenso comenzó inmediatamente cuando el año pasado me negaba rotundamente a volver a hacer nuevamente este recorrido, bajo la influencia del dolor, cansancio y deshidratación. Tan rápido como fueron pasando los pesares, fue llegando la nueva inquietud de poder hacer mejor desempeño o por lo menos de sentirme mejor en el intento.
Así este año comenzó el entrenamiento desde el 5 de agosto que fue cuando llegó mi esperada flecha, desde ese día el indio empezó a entrenar.
El tiempo pasó, me sentía más fuerte, con más resistencia, baje un poco de peso y mi alimentación estaba bien balanceada. Parecía que todo estaba en buen camino.
Llegó el día de partir a La Paz, el cual me recibió con un atraso de 7 horas en pre embarque, al principio como todos me desesperé, hasta que me di cuenta que el bus a Coroico salía a las 15:00 y mi espera hubiera sido en las alturas, a partir de ese momento baje un cambio y me lo tomé con Aguas Claras!! y una buena mano de charla.
Como si todo hubiera estado perfectamente sincronizado, el vuelo arribó a las 14:30 y llegué al punto de reunión a las 15:15 en la Plaza Isabel la Católica, donde por suerte y en honor a la hora Boliviana, no había llegado el transporte. Este no tardo tanto y aproximadamente a las 16 empezamos a cargar las maletas, bicis y acomodarnos para partir a Coroico.
Durante el trayecto, especialmente cuando íbamos recorriendo de bajada por el mismo lugar que luego pedalearíamos, me di cuenta de la magnitud del tema y con los paisajes iba recordando el año pasado, reconociendo las pinturas en las rocas, el olor de montaña, la falta de oxigeno y claro el sufrimiento por llegar.
Trate de ponerlo en perspectiva y concentrarme en el plan, que antes de viajar y en un papel fui garabateando para saber la hora aproximada de paso por mis puntos de referencia, los tiempos de descanso, la cantidad y frecuencia de la comida, la duración de las bebidas hidratantes, la forma de pedalear, etc. Parecía "EEEL PLAN".
Otra vez me gustó ver el grano de arena y pensar en los sorojchis que mi hermano Rodrigo tuvo al construir el excelente camino por las nubes a Coroico, que vale la pena recorrer para conocer los yungas.
Durante los últimos minutos del viaje y como una lista de chequeo de aproximación final a destino, empecé: Casco…Check, Alimentación...CHK, Polvos Hidratantes...CHK, Guantes de frio…CHK, Impermeable…CHK, Chamarra…CHK, Poleras, calzas, calcetines y warmers…CHK, Ropa interior…CHK, Bici…CHK, Parches…CHK, Inflador…CHK, ZAPATILLAS….QUE LO PARIOOOOOOOOOOOOOO……me olvide mis zapatos especiales!!!, no puede ser!!!!...que voy a hacer???....pedalear con chinelas? NOOO, con Zapatos de vestir encima que no tengo pedales porque son Clips…NOOOO….Me quería lanzar del bus, me pare, me senté, tuve una crisis de ansiedad generalizada, estaba transpirando por todas partes y tras que tuve un poco de señal en el celular, me acordé que los vuelos estaban retrasados y un amigo llegaba en la noche al Alto, lo llame y YA ESTABA EN LA PAZ…noooooooooo……por supuesto que llamé a María Elena para que me salve solo como ella sabe y no había forma, pero me hizo recuerdo (GRACIAS NENITA!!!) que otros amigos hicieron la bajada de la Ecovía y no subirían en la competencia, así que lo llamé al primero y me confirmó que me prestaba sus pedales y zapatos, fuffffffffffff, no me importaba si iba como payaso por lo grandes o por chicos, al final me aguantaba por burro.
Ya más tranquilo fui a la cena de bienvenida, a reencontrar a mis amigos de Santa Cruz, confirmar mi presencia a la organización y recibir el número de competidor y otros artículos de regalo para la competencia.
En la noche arme mi bicicleta, acomodé todas las cosas para subir en la competencia de manera autónoma como buen representante cruceño y me desplomé a dormir.
Mi despertador sonó a las 4 am para desayunar un plato de pasta, comí y me volví a dormir hasta las 5:15, desperté nuevamente y tomé dos botellas de bebida isotónica para empezar la hidratación temprana, tal como rezaba “EL PLAN”.
Salí del hotel y me di cuenta que mi amigo que iba con su corteja no tenían espacio para cargar mi bicicleta, bueno en realidad tenían, pero mi caduquera de que no se raye la mía, me obligo a tomar la decisión de ir montado en bicicleta por una bajada empedrada de 6 Km. que me sacudió hasta el cerebro.
Llegué a la partida y el ambiente general era de un silencio nervioso, cada quién en lo suyo, esperando y acomodándose para partir.
En esa espera un amigo me pasa un sachet de no se qué, y me dice “para que te fricciones”, vi a lo rápido y pensé que era mantequilla de maní y no me cuadraba, pero fue parte de mi salvación en términos de dolor, era crema anestesiante para el poto….inédito para mi, receta del tour de france.
Con eso más, tenía toda la seguridad de que esta vez nada me pararía.
A las 6:30 largue en la competencia, regulando fuerzas en la subida, disfrutando de los paisajes y esperando el Km 15 donde comería mi barra de energía, todo según EL PLAN.
Pasó el Km 15 y no me di cuenta porque no vi la carpa de primero auxilios que la organización debió colocar, paré en el Km 20 en un descanso tipo mirador donde comí y descansé unos minutos, volví a continuar y de repente un ciclista parado me preguntó si tengo inflador porque su llanta estaba pinchada, paré y lo ayudé por casi 20 minutos en desmedro de mi tiempo. La razón, simple, si me hubiera pasado lo mismo, esperaría una ayuda similar.
Continué y cuando vi la pre-meta di por terminado el primer objetivo, aunque unos minutos más lentos que el año pasado llegué a Chuspipata en 4 horas 21 minutos. Rápidamente me puse más abrigado y salí pedaleando al tramo más duro.
Hasta ese momento el clima estaba perfecto, pero a medida del ascenso las nubes se iban cerrando y comenzó una lluvia infernal, me tocó justo al pasar por Unduavi donde por suerte habían varias tiendas y me compré un impermeable de bolsa. Esperé unos 15 minutos que baje la intensidad de la lluvia pero nada, algunos ciclistas pasaban y decidí dejarme de mariconadas y salir en plena lluvia. Después de la lluvia empezó a granizar y lo único que pensé era que por suerte tenía casco, lo demás no importaba, porque ya no sentía nada.
Continué a un ritmo lento pero sostenido cumpliendo EL PLAN, la comida ya no me entraba, empecé a odiar las barras energéticas pero igual las tragaba, me acordé cuando mis hijas de bebes no querían comer y botaban la comida, esa misma sensación de asco….pero bueno dije, Dani stick to the plan.
Ahí me acordé que tenía los audífonos puestos y prendí la música con mis Hits de Rock, para darme algo de ritmo y motivación, pero justo en el momento que más cansado me sentía, luego de haber pedido una bebida energizante a la novia de mi amigo porque nuevamente me dormía encima de la bici, comenzaron las marchas marciales!!!...me olvidé que en la lista de reproducción tenía las mejores marchas…..Entre en guerra con la altura.
Al son de la Marsiellesa, la Obertura 1812 de Tchaikovski fui conquistando la altura a ritmo marcial.
En el Km 53 sentí el primer bajón por los 4100 mts de altura, y por suerte paso una ambulancia a la cual le hice señas y paró, me atendieron de lujo con 5 minutos de oxigeno.
Continué con energías y vi la primera señal pintada en el pavimento de que estaba en el Km 10 para llegar a la meta, me entro mucha emoción, lagrimé de satisfacción y me propuse no parar hasta la señal del Km 8. No llegaba nunca!!. Que pase un Km, me parecía eterno, las fuerzas iban mermando, mi respiración se aceleraba, mi frecuencia cardiaca bajaba, en fin, se me paso por la mente la figura de abandonar, pero justo me tocó ver como abandonaba otro ciclista que estaba adelante y dije, “estando en este punto, abandonar?, Ni loco, vamos pa lante pa tras ni pa tomar impulso” y continúe.
Los últimos 5 Km tienen la mayor pendiente, son una escalera al cielo, empecé a sentir mareos desde los últimos 3 Km y pedí fervorosamente a mi cuerpo que no me falle, no faltaba nada…..
En el Km 61, ósea dos antes de llegar, paré porque no daba más, respire profundamente y me subi nuevamente a la bici, otra eternidad para el pintado del Km 1. Final, minutos después me encontró mi amiga Gina Muñoz y me grito que ya no falta nada, vamos, y comenzó a correr a lado mío, eso, y ver que otro ciclista al cual si empujaba un poco más lo podía pasar antes de llegar a la meta, fueron el aliciente para hacer un final con sprint olímpico, pasarlo al ciclista como en parado y llegar a la meta donde en imagen estaba toda mi familia esperándome.
Grite dando gracias a Dios por darme la oportunidad de vivir una nueva aventura y entre rápido a la carpa porque estaba nevando.
El resumen de mi recorrido:
69 Km (incluye los primeros 6 desde el hotel hasta la partida), 3428 mts de ganancia de altitud, en un tiempo total de 09:56 horas, a 6.34 Km/h de velocidad, y 345 mts/h de velocidad vertical, finalmente puesto 89 y 1:30 horas más rápido que el año pasado!.