Wireless Sensor Tags, conectando objetos a la red
Todavía son algo más grandes de lo que deberían, pero me parece interesante lo que ofrecen: las Wireless Sensor Tags son sensores de medio centímetro de lado por siete milímetros de grosor, unidos si quieres a una cinta velcro para que los pegues donde quieras y, a partir de ese momento y durante el tiempo que dure su batería (entre tres meses en la opción de aviso inmediato y tres años en la de aviso en minutos, según la frecuencia de muestreo), te informe en tu smartphone, en tu ordenador, por correo electrónico o a través de Twitter acerca de su desplazamiento, posición o temperatura.
Me parece el típico producto susceptible de generar todo un ecosistema de usos, ideas, aplicaciones y posibilidades. Por el momento, las ideas son relativamente obvias del tipo “pégalo a un objeto de esos que habitualmente pierdes, como el mando a distancia de la tele, y ponlo a emitir pitidos en cualquier momento para encontrarlo”; “avísame cuando una puerta se abra o cierre” (tiene un modo especial para puertas), “dime si se me descongela la nevera” y aplicaciones similares, pero seguro que irán apareciendo más posibilidades a medida que los usuarios empiecen a pensar sobre ello. Son esas primeras visiones de eso que se ha dado en llamar la “internet de las cosas“, aplicadas a un entorno doméstico (dentro de un rango aproximado de sesenta metros alrededor de la base). He visto otras ideas relacionadas, algunas con GPS para informar de su posición fuera del área de cobertura de una base, pero no con un concepto tan simple, con esa duración de batería, y tan centrado en la vida cotidiana.
Cada sensor cuesta quince dólares, y la base inalámbrica a la que se conectan hasta 255 de ellos, la Ethernet Tag Manager, $69. El producto, tras haber sido analizado en un vídeo de Wired, está completamente agotado ahora mismo, y no comenzarán nuevos envíos hasta finales de septiembre. Además, aún no tienen la certificación necesaria para venderlos en Europa, por lo que se limitan a tomar pedidos.
Me parece el típico producto susceptible de generar todo un ecosistema de usos, ideas, aplicaciones y posibilidades. Por el momento, las ideas son relativamente obvias del tipo “pégalo a un objeto de esos que habitualmente pierdes, como el mando a distancia de la tele, y ponlo a emitir pitidos en cualquier momento para encontrarlo”; “avísame cuando una puerta se abra o cierre” (tiene un modo especial para puertas), “dime si se me descongela la nevera” y aplicaciones similares, pero seguro que irán apareciendo más posibilidades a medida que los usuarios empiecen a pensar sobre ello. Son esas primeras visiones de eso que se ha dado en llamar la “internet de las cosas“, aplicadas a un entorno doméstico (dentro de un rango aproximado de sesenta metros alrededor de la base). He visto otras ideas relacionadas, algunas con GPS para informar de su posición fuera del área de cobertura de una base, pero no con un concepto tan simple, con esa duración de batería, y tan centrado en la vida cotidiana.
Cada sensor cuesta quince dólares, y la base inalámbrica a la que se conectan hasta 255 de ellos, la Ethernet Tag Manager, $69. El producto, tras haber sido analizado en un vídeo de Wired, está completamente agotado ahora mismo, y no comenzarán nuevos envíos hasta finales de septiembre. Además, aún no tienen la certificación necesaria para venderlos en Europa, por lo que se limitan a tomar pedidos.