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Maeve Brennan nos cuenta 'Las fuentes del afecto'

maeve brennan
Me encanta este momento del año. No sólo empieza (poco a poco, eso sí) a hacer más fresco, también las editoriales se lanzan a la carga para ofrecernos todo tipo de maravillas. La nueva novela de ese autor que tanto nos gusta o el descubrimiento de otro que nos marcará, todo eso y más nos espera a partir de ahora en las librerías. Estoy emocionada y asustada a partes iguales porque sé que esto será mi ruina, pero no puedo evitarlo. De entrada, me he visto muy tentada por Las fuentes del afecto. Cuentos dublineses de Maeve Brennan. Lo edita Alfabia, cuesta 22,50 euros y pronto sabréis la razón por la que me llama tanto la atención.
‘Las fuentes del afecto’ es, como bien indica su subtítulo, una colección de relatos. En realidad, podríamos dividirlo en tres partes bien diferenciadas: la primera, casi autobiográfica, con relatos protagonizados por una niña llamada Maeve; la segunda, con relatos centrados en las vidas de dos matrimonios diferentes; y una última, una novela corta que da título al libro. Como tema común la ciudad de Dublín, sus calles, sus gentes, su soledad y su belleza. Un viaje de la propia autora a la ciudad que la vio nacer.

Maeve Brennan nació en Dublín en 1917. Allí pasó su infancia, hasta que en 1934 su padre fue nombrado primer embajador de Irlanda en Estados Unidos. Marchó con toda su familia a Washington y cuando los demás volvieron a casa, ella prefirió mudarse a Nueva York. Sería en esta ciudad donde viviría el resto de sus días. Comenzó como escritora de moda para Harper´s Bazaar y en The New Yorker, pero pronto su humor despiadado y sus brillantes reseñas de libros la encumbraron como una de las columnistas más aclamadas de la ciudad. Sus visión de un Nueva York curioso e inédito fue su especialidad, y allí murió en 1933, tras tener problemas mentales.
Me encanta Dublín. Tuve la suerte de pasar allí una temporada y es una de las ciudades en la que más a gusto me he sentido, aunque el tráfico sea terrible e, incomprensiblemente, los autobuses entren en pánico cada vez que llueve. A su vez, el personaje de Maeve Brennan me ha seducido, ya que he visto por ahí que la comparan con Dorothy Parker, y a mí me encanta Parker. Por último y no menos importante, ya sabéis lo que siento por los relatos, por lo que todo se confabula para que este libro caiga en mis manos próximamente. Que así sea.
Más información | Ediciones Alfabia
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