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CIUDAD DEL VATICANO
Benedicto XVI celebró la Misa de la Epifanía
El Papa Benedicto XVI celebró hoy en el Vaticano la Misa de la Epifanía, que recuerda la visita de los Reyes Magos a Jesús recién nacido, afirmando que aquellos tres personajes eran "personas de corazón inquieto" en busca de Dios, en tanto hoy "con ´narcóticos´ muy eficaces, se busca liberar al hombre de esta inquietud".
En el Angelus del día de la Epifanía, el Papa también afirmó que la "civilización occidental parece haber perdido la orientación, navega sin brújula. Pero la Iglesia, gracias a la palabra de Dios, ve a través de esta tiniebla. No posee soluciones técnicas, pero tiene la mirada dirigida a la meta y ofrece la luz del Evangelio a todos los hombres de buena voluntad, de cualquier nación y cultura".
"Es esta -subrayó- también la misión de los representantes pontificios ante los Estados y organizaciones internacionales".
Subrayando el sentido de la Epifanía como fiesta de la luz, Benedicto XVI recordó que esta es una "fiesta muy antigua, que tiene su origen en el Oriente cristiano y pone de relieve el misterio de la manifestación de Jesucristo a toda la gente, representada por los Magos".
Durante la misa fueron ordenados obispos monseñor Charles John Brown, elegido arzobispo titular de Aquileia y nombrado nuncio apostólico en Irlanda, y monseñor Marek Solczynski, elegido arzobispo titular de Cesarea de Mauritania y nombrado nuncio en Georgia y Armenia.
En la homilía Benedicto XVI aproximó la figura del pastor y obispo a la de los magos.
Como los magos, "también el obispo debe ser un hombre de corazón inquieto, que no se contenta con las cosas habituales de este mundo", con el "coraje de la humildad" y que "no se interroga sobre qué dice de él la opinión dominante".
Los magos -dijo- eran "hombres de ciencia pero no solo en el sentido de que querían saber muchas cosas: querían más. Querían comprender qué es lo que cuenta en el ser hombres. Eran personas de corazón inquieto, que no se conformaban con lo que se muestra y es habitual".
"Eran hombres en busca de la promesa, en busca de Dios. Y eran hombres vigilantes, capaces de percibir las señales de Dios". "Pero eran también -agregó- hombres valientes y en su conjunto humildes: podemos imaginar que tuvieron que soportar alguna burla, porque se encaminaron hacia el rey de los judíos, afrontando para ello un gran esfuerzo".
"Para ellos no era decisivo lo que pensaba o decía de ellos este o aquel, aunque fueran personas influyentes e inteligentes. Para ellos contaba la verdad misma, no la opinión de los hombres. Por eso afrontaron las renuncias y las fatigas de un recorrido tan largo e incierto", dijo el Papa.
Del mismo modo "el obispo debe ser un hombre de corazón inquieto que no se contenta de las cosas habituales de este mundo, sino que sigue la inquietud del corazón y lo impulsa a acercarse interiormente cada vez más a Dios".
"Debe ser un hombre de corazón vigilante que percibe el lenguaje de Dios y sabe discernir lo verdadero de lo aparente", debe estar "colmado del coraje de la humildad, que no se interroga sobre lo que dice de él la opinión dominante, sino que toma su criterio de medida a partir de la verdad de Dios".
ANSA
En el Angelus del día de la Epifanía, el Papa también afirmó que la "civilización occidental parece haber perdido la orientación, navega sin brújula. Pero la Iglesia, gracias a la palabra de Dios, ve a través de esta tiniebla. No posee soluciones técnicas, pero tiene la mirada dirigida a la meta y ofrece la luz del Evangelio a todos los hombres de buena voluntad, de cualquier nación y cultura".
"Es esta -subrayó- también la misión de los representantes pontificios ante los Estados y organizaciones internacionales".
Subrayando el sentido de la Epifanía como fiesta de la luz, Benedicto XVI recordó que esta es una "fiesta muy antigua, que tiene su origen en el Oriente cristiano y pone de relieve el misterio de la manifestación de Jesucristo a toda la gente, representada por los Magos".
Durante la misa fueron ordenados obispos monseñor Charles John Brown, elegido arzobispo titular de Aquileia y nombrado nuncio apostólico en Irlanda, y monseñor Marek Solczynski, elegido arzobispo titular de Cesarea de Mauritania y nombrado nuncio en Georgia y Armenia.
En la homilía Benedicto XVI aproximó la figura del pastor y obispo a la de los magos.
Como los magos, "también el obispo debe ser un hombre de corazón inquieto, que no se contenta con las cosas habituales de este mundo", con el "coraje de la humildad" y que "no se interroga sobre qué dice de él la opinión dominante".
Los magos -dijo- eran "hombres de ciencia pero no solo en el sentido de que querían saber muchas cosas: querían más. Querían comprender qué es lo que cuenta en el ser hombres. Eran personas de corazón inquieto, que no se conformaban con lo que se muestra y es habitual".
"Eran hombres en busca de la promesa, en busca de Dios. Y eran hombres vigilantes, capaces de percibir las señales de Dios". "Pero eran también -agregó- hombres valientes y en su conjunto humildes: podemos imaginar que tuvieron que soportar alguna burla, porque se encaminaron hacia el rey de los judíos, afrontando para ello un gran esfuerzo".
"Para ellos no era decisivo lo que pensaba o decía de ellos este o aquel, aunque fueran personas influyentes e inteligentes. Para ellos contaba la verdad misma, no la opinión de los hombres. Por eso afrontaron las renuncias y las fatigas de un recorrido tan largo e incierto", dijo el Papa.
Del mismo modo "el obispo debe ser un hombre de corazón inquieto que no se contenta de las cosas habituales de este mundo, sino que sigue la inquietud del corazón y lo impulsa a acercarse interiormente cada vez más a Dios".
"Debe ser un hombre de corazón vigilante que percibe el lenguaje de Dios y sabe discernir lo verdadero de lo aparente", debe estar "colmado del coraje de la humildad, que no se interroga sobre lo que dice de él la opinión dominante, sino que toma su criterio de medida a partir de la verdad de Dios".
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El País Digital