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Micronaciones (III): tu propio país virtual

Como habéis podido comprobar tras leer Micronaciones (I): países tan pequeños que ni siquiera podemos verlos y Micronaciones (II): hippies, cetros que son escobillas de baño y disputas de agricultura, a cualquiera que le apetezca puede construirse su propio país e incluso reinarlo.
Otra cosa bien distinta es que vuestro reino sea reconocido oficialmente y que su esperanza de vida logre ser superior a la de una mosca de la especie cachipolla (mosca con nombre vagamente obsceno que sólo vive 24 horas, la mitad de las cuales las emplea en reproducirse, como no podría ser de otra forma). Por eso os recomiendo que si tenéis interés en crear vuestro propio reino lo hagáis en un terreno más seguro: Internet.

El mayor obstáculo de poseer un país virtual es que sólo existe electrónicamente, pero a la vez constituye la forma más eficaz de esquivar a aquellos que se empeñan en obligaros a renunciar a vuestros deseos. Son las llamadas cibernaciones. Su tamaño es diminuto, apenas unos milímetros del disco duro de un ordenador. Pero sus fronteras virtuales pueden llegar a ser infinitas. Además, sirven muy bien para establecer simulaciones de tareas diplomáticas, gestionar elecciones y parlamentos simulados o incluso disputar guerras simuladas.
Algunas de las cibernaciones más populares son el microestado virtual de Xliperia, que posee un Producto Interior Bruto (PIB) de 450 ECUs. Su moneda oficial equivale a 0,75 €.
Para quienes busquen un lugar digital con aires más tradicionales, les recomiendo elPrincipado de Nivent, que tiene como príncipe a un tal Louis II. Está situado al suroeste de Perpiñán, Francia, y posee una población estimada en 26.000 habitantes. Su extensión, sin embargo, sólo es de 1 kilómetro cuadrado. Al parecer, su Constitución guarda ciertas semejanzas con la española.
Si la monarquía no es lo vuestro y preferís un sistema de gobierno más progresista, entonces nada mejor que la micronación republicana socialista comunista con sufragio universal más democrática que podáis imaginar: la República de Cosalandia. No es pitorreo, se llama así. Tiene un censo un poco escaso: sólo 23 habitantes, incluidos el Presidente, el vicepresidente y varios ministros que ejercen diversas funciones. Vamos, quecasi todos los habitantes de Cosalandia ejercen algún cargo gubernamental. Además, desde hace tiempo están aliados con la República de Waterland, otra micronación situada en el territorio de las Guayanas (Surinam, Guayana Francesa y parte de Venezuela y Brasil), cuyo sistema político también es republicano, presidencialista y federal. Su lengua oficial es el español, su presidenta se llama Rene Renoir y, como sucede con Cosalandia, posee una densidad demográfica propia de un mundo posnuclear: sólo 25 habitantes.
Pero, para micronaciones con pocos habitantes, el teocrático y egocéntrico Sacro Imperio Unipersonalísimo de V. Su único habitante ostenta el cargo de emperador, jefe de estado y gobierno, cabeza visible de la iglesia y administrador de justicia. Una dictadura en la que sólo es víctima su propio dictador, como debe ser.
En la próxima entrega de esta serie de artículos os hablaré de cómo construiros un país vosotros mismos, sin salir de casa, y en el mundo real.