La justicia francesa revisa el origen del genocidio en Ruanda
El 6 de abril de 1994, un misil derribó el avión del entonces presidente de Ruanda, Juvénal Habyarimana. La muerte del líder hutu abrió cuatro meses de locura y persecución por parte de los extremistas de esa misma etnia, que asesinaron a 800.000 tutsis y a miles de hutus moderados. Tras la denuncia presentada en 1998 por las familias de la tripulación francesa del avión, en 2006 un juez francés atribuyó el asesinato de Habyarimana al Frente Popular Ruandés, la milicia tutsi dirigida por Paul Kagamé, que hoy gobierna el país africano, lo cual provocó tres años de ruptura de relaciones entre París y Kigali. Cuando aquel juez, Jean-Louis Bruguière, se retiró de la magistratura, la justicia francesa reabrió el caso y siguió investigando, esta vez sobre el terreno. Ahora, un informe de seis expertos enviados a Ruanda por los jueces Marc Trévidic y Nathalie Poux ha dado la vuelta a la versión oficial, y atribuye a los propios extremistas hutus el asesinato de su presidente, que aparece ahora como la excusa que hizo posible iniciar un genocidio muy bien planificado desde 1991 bajo la mirada cómplice de París.