GLADIADORES: MITO Y REALIDAD – Fernando Lillo Redonet y Sandra Delgado
«Como decía Cicerón, despreciamos a los que buscan salvar la vida, y admiramos a los que no temen perderla».
Séneca
Séneca
Posiblemente las dos imágenes más claramente identificables sobre Roma por cualquier persona, con independencia de su cultura o su formación, sean un gladiador y el lugar donde combatían, el Coliseo. Y es que la figura de los gladiadores está profundamente enraizada en la cultura popular, sobre todo gracias a dos grandes películas: Espartaco y Gladiator.
Naturalmente, una cosa es que sea reconocible la imagen de un gladiador, y otra que el conocimiento sobre el mismo sea correcto, sobre todo por la contaminación que el mundo del cine ha contribuido a crear. Por ejemplo, el autor nos recuerda que solo existe fielmente documentada una sola ocasión en la que la frase «Los que van a morir te saludan» fuese pronunciada, y no lo fue por gladiadores (aunque hay que reconocer que la fuerza dramática de la misma bien merece una pequeña licencia).
Especialmente adecuado para fijar lo que sabemos de los gladiadores, los hechos objetivos sobre los mismos, resulta este libro, donde a un texto producto de una cuidadosa investigación se unen unas láminas excelentes. Y hace falta que un libro sobre los gladiadores sea un libro ilustrado, ya que la base de todo lo que sabemos sobre ellos es la enorme cantidad de representaciones de todo tipo que han sobrevivido hasta nuestros días. Por oposición, nuestro conocimiento literario de los mismos es mucho más reducido. Las fuentes arqueológicas de todo tipo, también las epigráficas, son singularmente generosas con un espectáculo y unos hombres que solo merecieron a los grandes autores romanos un interés subsidiario.
¿Que nos aporta este libro frente a otras obras disponibles en el mercado?
Varias cosas.
La primera: no es especulativo. Solo hay, en todo el texto, una referencia a la posible duración de los combates extraída de la investigación con recreadores. El resto de datos proceden de las evidencias documentales de la época, sin pretender ir más allá de lo que ya sabemos (como por ejemplo teorías sobre entrenamiento y organización, o especulaciones sobre la forma de amaestrar a los animales).
La segunda: no se limita a la descripción del aspecto de los gladiadores y su armamento. Se rastrea en todas las fuentes que mencionan a estos combatientes, e incluso incluye una sección sobre la relación de los emperadores con el espectáculo. Naturalmente, losvenatores solo aparecen brevemente, y no se da ninguna importancia a otros espectáculos (las ejecuciones masivas, por ejemplo).
La tercera: da mucha importancia a los escasos datos sobre gladiadores localizados en España. Datos que, lógicamente, las obras anglosajonas obvian, si es que alguna vez han sido tenidos en cuenta por sus autores. Esta parte, por breve que sea, es la más interesante, al mencionar varias lápidas de gladiadores muertos en España, y la existencia de un recinto de entrenamiento en las proximidades de Córdoba.
En resumen, un libro ameno y bien documentado, para aproximarnos a un fenómeno tan específico de la sociedad romana, y que sigue produciendo una profunda fascinación en la actualidad.
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