En Carolina del Sur podría definirse candidatura republicana/ análisis
Pasada la página de las elecciones en New Hampshire, donde Mitt Romney se impuso por un cómodo margen, los precandidatos a la presidencia por el partido republicano enfilaban todos sus baterías hacia la crucial primaria de Carolina del Sur este próximo 21 de enero.
Para el ex gobernador de Massachusetts ganar allí podría equivaler a una coronación.Para el resto de sus rivales, quizá la última oportunidad que tienen para atajarlo.
Romney, que ganó también en el caucus de Iowa hace una semana, se ha venido beneficiando de la polarización que existe al interior del Partido Republicano y de un nutrido grupo de precandidatos que se reparten entre ellos el voto restante.
Aunque el ex gobernador obtuvo en New Hampshire el 40 por ciento del voto, a nivel nacional sigue registrando menos del 30 por ciento.
Ron Paul, por ejemplo, viene sumando un sólido 20 por ciento del electorado, compuesto primordialmente por votantes jóvenes que se declaran desilusionados con el establecimiento tradicional y responden a su visión idealista y libertaria.
Rick Santorum, Newt Gingrich y Rick Perry, por su lado, se dividen otro 35 por ciento del parte electoral, compuesto primordialmente por el voto más conservador y evangélico.
La gran pregunta por resolver es qué pasará cuando algunos de los candidatos comiencen a retirarse de la carrera, como sin duda sucederá en las próximas semanas, y si uno de ellos amasará los votos que quedarán sueltos para erguirse como el candidato 'anti Romney'.
Algunos analistas creen que el ex gobernador está generado tal inercia que es virtualmente inatajable, más aún si logra un triunfo en la primaria de Carolina del Sur.
Esto no es del todo improbable, pues las encuestas indican que va de primero. De hecho, otro triunfo sería histórico, pues nunca antes un candidato del partido ha vencido en las tres primeras elecciones del calendario.
Y eso tiene en estado de pánico a la base del partido, que aún no se ve apoyando a un candidato mormón, de tendencia centrista, que en el pasado respaldó al aborto y que representa a esa élite del país que tanto desprecian los llamados miembros del Tea Party -republicanos nacionalistas-.
"Somos conscientes de que el voto esta dividido entre nosotros y lo peligroso que esto es. Venimos buscando que todos se sumen a un solo candidato (para atajar a Romney). Pero eso no se ha podido hasta ahora", dice Joe Dugan, miembro del Tea Party y que organiza una convención del grupo prevista para este viernes en Martyle Beach, Carolina del Sur.
Y lo mismo sucede con el voto evangélico: decenas de pastores a lo largo del país tienen previstos encuentros con sus feligreses en los próximos días para decidir una estrategia que les permita bloquear la probable nominación de Romney.
Los candidatos restantes -Gingrich, Perry y Santorum primordialmente- saben que sobre el papel existe el caudal necesario para frenar al ex gobernador y por eso han enfilado toda su artillería hacia Carolina del Sur.
Entre ellos y sus simpatizantes suman más de 10 millones de dólares que se usarán para debilitar a Romney a través de avisos publicitarios que atacarán su récord.
Si lo logran, y emerge entre ellos un candidato, podrían aguarle la fiesta al ex gobernador yprolongar la batalla por la nominación por varios meses más.
Pero aún si Romney sobrevive, muchos se preguntan si tendrá el arresto suficiente como para unificar a un partido marcadamente dividido por líneas ideológicas.
El sentido común, y la tradición republicana de ser disciplinados a la hora de votar en bloque,indica que apoyarán a quien salga nominado.
Especialmente cuando el rival es Barack Obama, al que achacan todos los problemas que vive el país y desean remover de la Casa Blanca cueste lo que cueste.
Aún así, como decía el analista David Gergen en la cadena CNN, par ganarle a Obama Romney debe contar con un partido unido, motivado y en efervescencia. Algo que, de momento, no se ve.
SERGIO GÓMEZ MASERI
CORRESPONSAL DE EL TIEMPO
WASHINGTON
Para el ex gobernador de Massachusetts ganar allí podría equivaler a una coronación.Para el resto de sus rivales, quizá la última oportunidad que tienen para atajarlo.
Romney, que ganó también en el caucus de Iowa hace una semana, se ha venido beneficiando de la polarización que existe al interior del Partido Republicano y de un nutrido grupo de precandidatos que se reparten entre ellos el voto restante.
Aunque el ex gobernador obtuvo en New Hampshire el 40 por ciento del voto, a nivel nacional sigue registrando menos del 30 por ciento.
Ron Paul, por ejemplo, viene sumando un sólido 20 por ciento del electorado, compuesto primordialmente por votantes jóvenes que se declaran desilusionados con el establecimiento tradicional y responden a su visión idealista y libertaria.
Rick Santorum, Newt Gingrich y Rick Perry, por su lado, se dividen otro 35 por ciento del parte electoral, compuesto primordialmente por el voto más conservador y evangélico.
La gran pregunta por resolver es qué pasará cuando algunos de los candidatos comiencen a retirarse de la carrera, como sin duda sucederá en las próximas semanas, y si uno de ellos amasará los votos que quedarán sueltos para erguirse como el candidato 'anti Romney'.
Algunos analistas creen que el ex gobernador está generado tal inercia que es virtualmente inatajable, más aún si logra un triunfo en la primaria de Carolina del Sur.
Esto no es del todo improbable, pues las encuestas indican que va de primero. De hecho, otro triunfo sería histórico, pues nunca antes un candidato del partido ha vencido en las tres primeras elecciones del calendario.
Y eso tiene en estado de pánico a la base del partido, que aún no se ve apoyando a un candidato mormón, de tendencia centrista, que en el pasado respaldó al aborto y que representa a esa élite del país que tanto desprecian los llamados miembros del Tea Party -republicanos nacionalistas-.
"Somos conscientes de que el voto esta dividido entre nosotros y lo peligroso que esto es. Venimos buscando que todos se sumen a un solo candidato (para atajar a Romney). Pero eso no se ha podido hasta ahora", dice Joe Dugan, miembro del Tea Party y que organiza una convención del grupo prevista para este viernes en Martyle Beach, Carolina del Sur.
Y lo mismo sucede con el voto evangélico: decenas de pastores a lo largo del país tienen previstos encuentros con sus feligreses en los próximos días para decidir una estrategia que les permita bloquear la probable nominación de Romney.
Los candidatos restantes -Gingrich, Perry y Santorum primordialmente- saben que sobre el papel existe el caudal necesario para frenar al ex gobernador y por eso han enfilado toda su artillería hacia Carolina del Sur.
Entre ellos y sus simpatizantes suman más de 10 millones de dólares que se usarán para debilitar a Romney a través de avisos publicitarios que atacarán su récord.
Si lo logran, y emerge entre ellos un candidato, podrían aguarle la fiesta al ex gobernador yprolongar la batalla por la nominación por varios meses más.
Pero aún si Romney sobrevive, muchos se preguntan si tendrá el arresto suficiente como para unificar a un partido marcadamente dividido por líneas ideológicas.
El sentido común, y la tradición republicana de ser disciplinados a la hora de votar en bloque,indica que apoyarán a quien salga nominado.
Especialmente cuando el rival es Barack Obama, al que achacan todos los problemas que vive el país y desean remover de la Casa Blanca cueste lo que cueste.
Aún así, como decía el analista David Gergen en la cadena CNN, par ganarle a Obama Romney debe contar con un partido unido, motivado y en efervescencia. Algo que, de momento, no se ve.
SERGIO GÓMEZ MASERI
CORRESPONSAL DE EL TIEMPO
WASHINGTON