El PSOE, a menos de cuatro semanas de su congreso
Alfredo Pérez Rubalcaba y Carmen Chacón ya están oficialmente en la carrera hacia la secretaría general del PSOE. ¿Solos, o en compañía de otros? ¿Habrá un tercero en discordia, alguien que –como Zapatero en 2000- salga no se sabe muy bien de dónde y acabe por hacerse con el apoyo de los delegados? ¿Son Rubalcaba y Chacón creíbles cuando hablan de crear un nuevo PSOE, de renovarlo en profundidad, habiendo sido ambos personas muy cercanas al secretario general saliente, Zapatero, y dos veces ministros cada uno en sus Gobiernos?
Los dos contendientes ya han recibido el apoyo de otros dirigentes socialistas. Rubalcaba, los de Patxi López, Trinidad Jiménez, Diego López Garrido, Ramón Jáuregui, entre otros. Chacón, los de Leire Pajín, José Andrés Torres Mora, Francisco Caamaño, Mar Moreno, José María Barreda… Algunos dirigentes territoriales, como el valenciano Jorge Alarte, el madrileño Tomás Gómez o el andaluz José Antonio Griñán, no han mostrado aún sus preferencias, ni es probable que lo hagan: no quieren arriesgarse a quedar en minoría en sus respectivos territorios, no quieren que una apuesta por un caballo luego perdedor se convierta a la postre en un debate interno sobre su propio liderazgo en sus feudos.
Ha llamado más la atención otro silencio: el de Eduardo Madina, secretario general del grupo parlamentario socialista en el Congreso y quizás el dirigente de su generación (pasado mañana cumple 36 años) con más recorrido futuro en el PSOE. La razón oficial por la que Madina no se pronuncia es que la dirección parlamentaria socialista ha decidido permanecer neutral entre Rubalcaba y Chacón, pero algunos ven también que con ese silencio Madina mantiene intactas sus posibilidades de ser o bien un candidato de última hora a la secretaría general o bien el primer ‘fichaje’ relevante del que gane la pugna entre Rubalcaba y Chacón.
A menos de cuatro semanas del congreso del partido, en algunas cabezas del PSOE preocupan más otras cosas, además del nombre del futuro líder. Preocupa si del congreso de los días 3, 4 y 5 de febrero, en Sevilla, saldrá un nuevo discurso, una nueva propuesta a la sociedad española para recuperar su confianza. Preocupan no sólo los batacazos electorales recientes, en mayo y en noviembre, y la enorme pérdida de poder que han supuesto, sino también el nacimiento o el crecimiento de competencia fuerte a la derecha (UPyD) y a la izquierda (IU, Equo…) de las sigas socialistas. Preocupa si el PSOE, en fin, será capaz de renovarse, de refundarse, de reinventarse para ocupar un papel central en la política española. ”No porque tengas 130 años de historia tienes garantizados los 130 años siguientes”, me decía hoy mismo un dirigente.
Los dos contendientes ya han recibido el apoyo de otros dirigentes socialistas. Rubalcaba, los de Patxi López, Trinidad Jiménez, Diego López Garrido, Ramón Jáuregui, entre otros. Chacón, los de Leire Pajín, José Andrés Torres Mora, Francisco Caamaño, Mar Moreno, José María Barreda… Algunos dirigentes territoriales, como el valenciano Jorge Alarte, el madrileño Tomás Gómez o el andaluz José Antonio Griñán, no han mostrado aún sus preferencias, ni es probable que lo hagan: no quieren arriesgarse a quedar en minoría en sus respectivos territorios, no quieren que una apuesta por un caballo luego perdedor se convierta a la postre en un debate interno sobre su propio liderazgo en sus feudos.
Ha llamado más la atención otro silencio: el de Eduardo Madina, secretario general del grupo parlamentario socialista en el Congreso y quizás el dirigente de su generación (pasado mañana cumple 36 años) con más recorrido futuro en el PSOE. La razón oficial por la que Madina no se pronuncia es que la dirección parlamentaria socialista ha decidido permanecer neutral entre Rubalcaba y Chacón, pero algunos ven también que con ese silencio Madina mantiene intactas sus posibilidades de ser o bien un candidato de última hora a la secretaría general o bien el primer ‘fichaje’ relevante del que gane la pugna entre Rubalcaba y Chacón.
A menos de cuatro semanas del congreso del partido, en algunas cabezas del PSOE preocupan más otras cosas, además del nombre del futuro líder. Preocupa si del congreso de los días 3, 4 y 5 de febrero, en Sevilla, saldrá un nuevo discurso, una nueva propuesta a la sociedad española para recuperar su confianza. Preocupan no sólo los batacazos electorales recientes, en mayo y en noviembre, y la enorme pérdida de poder que han supuesto, sino también el nacimiento o el crecimiento de competencia fuerte a la derecha (UPyD) y a la izquierda (IU, Equo…) de las sigas socialistas. Preocupa si el PSOE, en fin, será capaz de renovarse, de refundarse, de reinventarse para ocupar un papel central en la política española. ”No porque tengas 130 años de historia tienes garantizados los 130 años siguientes”, me decía hoy mismo un dirigente.