De cuando Chomin ayudó al rey de España
Hay una leyenda urbana en España, que más que leyenda es un chiste o una historia tan cierta como un billete de 30 euros, que pone al rey como ayudante de carretera. Normalmente se narra en primera persona o como mucho se aleja hasta el “le ha ocurrido a un amigo”. La historieta narra cómo una noche, a las tantas, se estropea un coche o una moto en una carretera poco transitada. Hasta allí llega un motorista que se presta a ayudar. Y finalmente, cuando el motorista levanta la visera del casco, resulta que aquel que ha ayudado al accidentado es el mismo rey de España. Como decía, una historia de broma. Y por eso precisamente me hace tanta gracia lo que voy a contarles a continuación.
Viajaba en automóvil por una carretera vasca el rey Alfonso XIII, cuando su coche quedó atascado en la cuneta. Supongo que el barro atrapó las ruedas del automóvil haciéndolas patinar. Y, si en la historia del primer párrafo era el rey el que ayudaba a un ciudadano, aquí las tornas cambian. Fue un ciudadano el que tuvo que parar su andar por el camino para ayudar al rey de España y que este consiguiera volver a poner su coche en marcha.
―¿Sabes a quién has servido? ―le preguntó el rey al otro.
―No.
―Pues soy el rey.
―Mucho rey serás tú, pero si Chomin no mete el hombro en la carretera te quedas.
Intuyo que el tal Chomin no se creyó del todo que aquel que tenía enfrente fuera el rey de España, pero desde luego su respuesta no pudo ser más cierta y obvia. Tampoco daría yo por cierta esta historia al cien por cien, a pesar de haberla visto en la fuente que consigno al final de la entrada. En cualquier caso tiene más verosimilitud que la primera.
Por cierto, si a alguno de ustedes les ha ayudado el rey en un accidente de tráfico, no duden en dejar un comentario comentándolo.
Fuente: Mis anécdotas preferidas, de Carlos Fisas
Viajaba en automóvil por una carretera vasca el rey Alfonso XIII, cuando su coche quedó atascado en la cuneta. Supongo que el barro atrapó las ruedas del automóvil haciéndolas patinar. Y, si en la historia del primer párrafo era el rey el que ayudaba a un ciudadano, aquí las tornas cambian. Fue un ciudadano el que tuvo que parar su andar por el camino para ayudar al rey de España y que este consiguiera volver a poner su coche en marcha.
―¿Sabes a quién has servido? ―le preguntó el rey al otro.
―No.
―Pues soy el rey.
―Mucho rey serás tú, pero si Chomin no mete el hombro en la carretera te quedas.
Intuyo que el tal Chomin no se creyó del todo que aquel que tenía enfrente fuera el rey de España, pero desde luego su respuesta no pudo ser más cierta y obvia. Tampoco daría yo por cierta esta historia al cien por cien, a pesar de haberla visto en la fuente que consigno al final de la entrada. En cualquier caso tiene más verosimilitud que la primera.
Por cierto, si a alguno de ustedes les ha ayudado el rey en un accidente de tráfico, no duden en dejar un comentario comentándolo.
Fuente: Mis anécdotas preferidas, de Carlos Fisas