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Cuanta sabiduría de dios, se activa en los humildes y puros de corazón para que con la sencillez e impecabilidad propia de Su Espíritu, pueda obrar magistralmente en sus hijos y hacernos nacer por segunda vez y así poder servirle. Ahí el ejemplo de hermanito Mario que no necesitó ir a ninguna universidad para llegar a Su Presencia. Aleluya! Despojado de toda vanidad y amoroso, me arrancó varias lagrimitas de felicidad. Bendicioness para El. Hasta pronto dios mediante Amado Maestro y nuevamente gracias a los dos. Isabel