Charla con Antonio Alvarado
Inauguramos esta nueva sección de Es Madrid no Madriz con un madrileño, aunque de adopción, que lleva más de 30 años revolucionando la moda española.
Hablamos del diseñador Antonio Alvarado, residente en la capital desde finales de los años 70. Madrid ha sido testigo de su arte y de su consagración. Maestro y apoyo indiscutible de los jóvenes diseñadores, Alvarado temporada tras temporada, ha mostrado al mundo desde la pasarela madrileña sus creaciones y ayudado a aquellos que están comenzando. Personaje principal de aquella agitación cultural que la capital vivió con la “Movida”, hablamos con Antonio de aquel Madrid y del actual.
Según dicen, el mundo se acaba este año recién estrenado, ¿cómo lo has comenzado?
En “La Gloria” un centro termal de agua salada en Imón, al lado de Sigüenza. La noche muy bien pero al día siguiente mejor no cuento, pues uno ya no está para grandes batallas. Ahora disfruto mucho con la gastronomía, los espirituosos, la fotografía y la naturaleza.
Aunque naciste en Alicante, la mayor parte de tu vida la has vivido en Madrid, ¿es necesario para un diseñador trasladarse a la capital?
No sé si es necesario o no, pues tenemos ejemplos de gente que ha conseguido desarrollar tu trabajo desde otras ciudades. Madrid en mí siempre fue una fijación desde que tengo conocimiento, quizás no encuentre muy bien las razones prácticas, pero como sentimiento siempre lo he reconocido.
¿Por qué diseñador y no otra profesión?
Eso me lo pregunto yo todos los días, ya que me apasionaba vestirme, pero de vestirme a vestir… hay un abismo. Al principio la moda fue un reto, después una pasión, y ahora la comparto con otras disciplinas para no aburrirme.
De no ser diseñador, ¿cuál sería la profesión que te hubiese gustado desarrollar?
Ufff que pregunta. Creo que menos actuar o cantar cualquier cosa.
La arquitectura ha sido siempre una pasión, pero no por eso me han dejado de interesar otras cosas. Con el poso que van dejando los años he descubierto que me gusta hacer todo aquello donde utilice las manos y la cabeza para poder crear cosas que compartir, desde lo más útil a lo más efímero. Me gusta la cocina, la jardinería, escribir me apasiona, inventar objetos que no van mas allá de mi pensamiento. La fotografía y un sinfín de cosas. Ahora también sé a lo que jamás me hubiese dedicado, y eso me deja mucho espacio libre en mi cabeza.
Muchos diseñadores muestran en su trabajo la influencia de su entorno. ¿Madrid ha influido en tu trabajo o hubiese sido igual en Barcelona o Valencia?
Me resulta difícil observar mi trabajo desde esa óptica, pero me imagino que todo influye en mi obra. El trabajo, lo mismo que la persona queda impregnada de su entorno, de su luz, del desparpajo de una ciudad o un espacio, y Madrid siempre ha tenido mucho de todo. Quizás yo le aporte a la ciudad algo de la luz y el color de Alicante, por aquello de haber nacido allí.
Los 80 ¿han vuelto o nunca se han ido?
Los 80 se quedaron atrapados en el Limbo para la contemplación de quienes no los vivieron. Fueron años tremendamente románticos comparados con lo que ahora estamos viviendo. Los 80 marcaron a dos ciudades en el mundo, una Madrid y la otra Nueva York, lo mismo que en los 70 París y Barcelona por otros motivos.
De tus primeros desfiles en Rockola o Joy, de las primeras convocatorias de Pasarela Cibeles a la actual “Mercedes Benz Fashion Week Madrid”, ¿qué ha perdido y ganado la marca Antonio Alvarado?
Ha ganado en riqueza, aplomo y sobre todo sensatez si a lo mío se le quiere llamar de alguna manera. Perder ha perdido quizás inconsciencia, juventud, espontaneidad y todo aquello que normalmente tienen las colecciones de inicio. Antes hacíamos las colecciones con todo aquello que nos rodeaba, tanto de música, arte, elementos de lo mas cotidiano, incluso podíamos mezclar muchas noches de ronda. Ahora las cosas son diferentes para lo bueno y para lo malo, quizás por eso no me siento cómodo del todo. Mi profesión siempre la he entendido de otra manera, pero como este año ya se acaba nuestra civilización, no estoy preocupado por el futuro.
Entre una alfombra roja y la acera de cualquier ciudad, ¿dónde prefieres que se luzcan tus diseños?
Siempre en la acera. Los diseños en una alfombra roja nunca los sentirán como propios, pues como se suele decir van de “prestaó”.
Tu apoyo a los jóvenes diseñadores y colaboraciones con jóvenes artistas son más que conocidos. ¿Qué artistas influyeron y que diseñadores, aunque sea a nivel espiritual o creativo, te ayudaron en tus comienzos?
Me marcaron mucho la imagen de los grupos de música, el cine y todo el movimiento del Pop-Art; David Hockney, Truman Capote, Alice Cooper, Bowie, Brian Eno Warhol, Visconti, Brigitte Bardot, la película Barbarella, Helmut Berger, Claudia Cardinale, etc. En moda; André Courreges, Pierre Cardin, Paco Rabanne, Biba en Londres, y más tarde Mugler, Montana, Yamamoto, Stephen Sprouse en EEUU y alguno más que no recuerdo.
No, para nada. Solo fue para ver si se me pegaba su jovialidad (jejeje). Me sentía mas cómodo ese día, a su vez compartimos un determinado publico.
La guerra Madrid – Barcelona por convertirse en el escaparate de la moda española parece que ha terminado. ¿Ha ganado la mejor?
Fue una batalla absurda que solo perjudicaba al sector de la moda, y cómo no, a los diseñadores. Jamás ha pasado eso en ningún país, y España no da para tanto, ni por compradores nacionales ni internacionales. Solo sirvió para despistar y crear una dualidad de mercado inexistente. Ahora las cosas están más en su sitio, y creo que la apuesta de la pasarela de Madrid ya tiene una tradición en moda que nadie se la puede disputar.
Si supiera lo que me queda por hacer, ya lo estaría haciendo. La moda es una carrera de fondo, cuando más haces, mas cosas se te ocurren y en más desafíos te metes. Con respecto a cosas que me quedan por hacer en mi vida, creo que todavía estoy en la pubertad.
Ahora hablemos de Madrid. ¿Qué diferencias encuentras entre el Madrid de principio de los 80 y el Madrid del nuevo milenio?
Son tantas que ahora se puede ir hasta en bicicleta por la calles. Ha pasado de una ciudad canalla que me encantaba, a una ciudad amable, paseable. Hay árboles donde no existían y han desaparecido donde se agradecían (Invasión granítica).
La labor urbanística de la ciudad en estos 10 o 12 últimos años me parece de aplauso, pues no debía ser fácil tocar la ciudad ni los hábitos de los ciudadanos.
Solo pediría que la Gran Vía la hagan peatonal, por pedir a ver si ocurre el milagro.
Madrid se esfuerza en ser una ciudad cosmopolita y moderna, ¿crees que lo ha conseguido?
Totalmente, si acaban con la polución que nos invade, solo hay que comprobar las plantas y árboles cuando los podan, tienen un polvo negro que podríamos utilizarlo como tinte para cualquier urgencia de luto.
¿Qué hemos perdido los madrileños con tanta modernidad?
Madrid, nunca pierde. Sigue manteniendo ese encanto como de pequeño pueblo en cada uno de sus barrios.
¿Y ganado?
Muchas cosas, pero destacaría Madrid Río y el skyline de las 4 torres visible desde la sierra.
Antonio haznos de guía turístico. Somos turistas que sólo hemos oído hablar de las Olimpiadas perdidas, de la deuda del consistorio, de atentados, del paro, de las obras, donde nos llevarías a...
Comer:
Astrid&Gaston - Cocina peruana maravillosa con buenos espirituosos.
Taberna La Bola – Un clásico para un buen cocido.
Horno Gallego en la Plaza de Herradores – El mejor pan de Madrid
Una primera copa:
Cafetería del Hotel de la Letras en Gran Via.
Cock – Siempre los mejores combinados.
Comprar souvenirs:
Gil Sucesor de Antolín Quevedo, en la Carrera de San Jerónimo 2, los mejores mantones y madroñeras de Madrid.
Casa de Diego en la Puerta del Sol, abanicos y paraguas maravillosos con los mejores materiales.
Las tiendas de los museos tienen cosas menos artesanales y con más diseño.
Disfrutar del arte:
Museo del Prado
Matadero
Fundación Mapfre
Monasterio del Escorial
Museo Reina Sofía
El Real Jardín Botánico
Un paseo:
El jardín El Capricho de la Alameda de Osuna
Una foto final para el recuerdo en:
En el cementerio de la Almudena, junto al panteón de Lola Flores
Nunca nos llevarías a:
El Valle de los Caídos
Como decíamos, el mundo se acaba en diciembre de 2012, ¿qué nos ponemos para la última noche?
Un buen pijama de algodón egipcio, y que nos pille “confesaos”.
Fran Serrano
Fotos: Antonio Alvarado