Rapapolvo a la Policía
Los ha puesto en libertad porque la propuesta de rodear el Congreso, querer cambiar el Gobierno, e incluso iniciar un proceso constituyente, forma parte de la libertad de expresión amparada por la Constitución. Esa Carta Magna a la que con tanto ahínco apela el PP cuando le conviene.
El juez acusa a la policía, y de rebote al Ministerio del Interior, de haber perdido los papeles y, en su nerviosismo, haber lanzado gravísimas acusaciones que no se ajustan a derecho contra los manifestantes. Es decir, de inventar delitos que no existen.
Se extraña Pedraz de que siendo tan peligrosas para el Estado las acciones que pretendían llevar a cabo los manifestantes, la delegada del Gobierno, tan de orden, autorizase la manifestación en el Paseo del Prado. Matiza que el intento de saltar la valla que protegía, a considerable distancia, el edificio del Congreso, no significa que sus autores pretendieran entrar en el recinto donde reside la soberanía popular.
Esta contundente resolución del juez Pedraz viene a poner un poco de tino en las desmesuradas manifestaciones de cargos públicos que quieren poner coto a otro derecho constitucional como es el de manifestación.
La Delegada del Gobierno que quiere ser recordada como la mujer que no consintió ningún desmadre, ni siquiera lúdico festivo, en la capital, ha instado a su partido, el PP, a que estudie la posibilidad de “modular” el derecho a protestar en la calle porque a su juicio interfiere con la vida de los vecinos de la capital.
De ahí a prohibir cualquier manifestación cuyo lema no agrade al Gobierno solo va un paso. ¡Con lo que le gustaba a Mariano Rajoy manifestarse contra ETA o detrás de una pancarta de la Conferencia Episcopal!
Manifestarse sí, pero a ser posible gente de orden y pidiendo cosas sensatas. Por ejemplo, la madre de familia, trabajadora de un negocio de muebles, que fue detenida cuando volvía a casa con su marido y sus hijos tras protestar ante el Congreso, contra ella todo el peso de la ley. Es un elemento peligroso.
Lo que sí supuso un peligro y grave, fue la irrupción de los antidisturbios en la estación de cercanías de Atocha, arrollando todo lo que se encontraba a su paso, y que ahora está siendo analizada por Interior para averiguar si se extralimitaron.
El rapapolvo del juez a la policía es una severa advertencia al ministro del Interior (quien, por cierto no se cansa de felicitar a los cuerpos de seguridad) y a la Delegada del Gobierno para que no se salten a la torera los derechos ciudadanos.
Victoria Lafora es periodista y analista política
El juez acusa a la policía, y de rebote al Ministerio del Interior, de haber perdido los papeles y, en su nerviosismo, haber lanzado gravísimas acusaciones que no se ajustan a derecho contra los manifestantes. Es decir, de inventar delitos que no existen.
Se extraña Pedraz de que siendo tan peligrosas para el Estado las acciones que pretendían llevar a cabo los manifestantes, la delegada del Gobierno, tan de orden, autorizase la manifestación en el Paseo del Prado. Matiza que el intento de saltar la valla que protegía, a considerable distancia, el edificio del Congreso, no significa que sus autores pretendieran entrar en el recinto donde reside la soberanía popular.
Esta contundente resolución del juez Pedraz viene a poner un poco de tino en las desmesuradas manifestaciones de cargos públicos que quieren poner coto a otro derecho constitucional como es el de manifestación.
La Delegada del Gobierno que quiere ser recordada como la mujer que no consintió ningún desmadre, ni siquiera lúdico festivo, en la capital, ha instado a su partido, el PP, a que estudie la posibilidad de “modular” el derecho a protestar en la calle porque a su juicio interfiere con la vida de los vecinos de la capital.
De ahí a prohibir cualquier manifestación cuyo lema no agrade al Gobierno solo va un paso. ¡Con lo que le gustaba a Mariano Rajoy manifestarse contra ETA o detrás de una pancarta de la Conferencia Episcopal!
Manifestarse sí, pero a ser posible gente de orden y pidiendo cosas sensatas. Por ejemplo, la madre de familia, trabajadora de un negocio de muebles, que fue detenida cuando volvía a casa con su marido y sus hijos tras protestar ante el Congreso, contra ella todo el peso de la ley. Es un elemento peligroso.
Lo que sí supuso un peligro y grave, fue la irrupción de los antidisturbios en la estación de cercanías de Atocha, arrollando todo lo que se encontraba a su paso, y que ahora está siendo analizada por Interior para averiguar si se extralimitaron.
El rapapolvo del juez a la policía es una severa advertencia al ministro del Interior (quien, por cierto no se cansa de felicitar a los cuerpos de seguridad) y a la Delegada del Gobierno para que no se salten a la torera los derechos ciudadanos.
Victoria Lafora es periodista y analista política