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Daisuke – Natsume Sōseki

Daisuke - Natsume SōsekiLas traducciones de las novelas de un autor destacado de la literatura japonesa como Natsume Sōseki están teniendo cierto éxito entre los lectores españoles, tal vez porque el célebre Haruki Murakami ha declarado al autor como uno de sus escritores de cabecera.
En Daisuke —segunda de las novelas de la trilogía iniciada con Sanshiro—, Sōseki presenta una novela psicológica que sin embargo debe ser entendida según las características propias de la cultura y la literatura japonesa del momento. Como escritor de la sociedad rupturista de la Era Meiji, Natsume Sōseki buscó reflejar en su obra el conflicto entre la tradición secular nipona y los vientos de modernidad que barrían la nación trastocando los viejos ideales.
Ese conflicto se encarna en la presente novela en Daisuke, su protagonista. Daisuke es un joven moderno, emancipado de las viejas costumbres de su país, y con una enorme inclinación a analizarse. Y esta tendencia al autoanálisis de su protagonista servirá a Sōseki para adentrarse en las consecuencias intelectuales y morales de la colisión entre las viejas y las nuevas ideas.
Aunque vive fuera de la casa familiar, la manutención de Daisuke depende de su padre, un acaudalado hombre de negocios. Obedeciendo a la tradición, y como forma de asegurar su futuro, Daisuke debería aceptar el matrimonio con una joven elegida por su progenitor; sin embargo, el joven se enamora apasionadamente de la mujer de su amigo. A pesar de que el desarrollo de tan prometedora trama es lento y pesado, ésta es sólo la excusa de la que el autor se sirve para exponer diferentes planteamientos que suponen una certera visión de la sociedad del Japón de la época.
Evidentemente Daisuke se opone a la tradición, representada por su padre —y, tal vez más innegablemente, por su hermano mayor—. Esa oposición, sin embargo, no es frontal, en cuanto Daisuke tiene un carácter indolente. Pero sus reflexiones, a las que puede abandonarse precisamente gracias al sustento que le brinda su progenitor, serán quienes nos vayan retratando las contradicciones de un mundo sometido a las convulsiones del cambio.
A través de Daisuke, Sōseki denuncia la inconsecuencia de quienes se aferraban a la férrea idea del honor heredada de los samuráis, pero no tenían problema en enriquecerse con negocios turbios surgidos al calor de la Restauración. Y es que la emergente clase adinerada a la que pertenece el padre de Daisuke es tal vez quien mejor represente las incongruencias de una sociedad que trataba de vencer la dicotomía entre pasado y presente.
También con el enamoramiento de Daisuke de la mujer de su mejor amigo, Sōseki buscaba denunciar la necesidad de un cambio en la tradición de los matrimonios concertados y en su indisolubilidad. Adelantándose incluso a las ideas más avanzadas de Occidente, el autor plantea con su trama la aberración que supone que la esposa sea considerada como una pertenencia del marido, obviando en toda ocasión los deseos de la mujer.
De alguna manera, Daisuke querría ser un personaje de acción, al estilo de los protagonistas de las novelas occidentales que devora, pero la búsqueda de la paz espiritual le hace demasiado indolente, demasiado amante de la mera contemplación. Durante toda la novela, su protagonista se debatirá entre la pulsión de conservar a cualquier precio su refinada indolencia, o tomar de manera definitiva las riendas de su vida según él considera que debe ser vivida.
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